“¡Aita!, hay unas niñas que se burlan de mí” -“No les hagas caso o mejor díselo a la profesora o sino búrlate tú también de ellas”

Puede que nos haya tocado vivir esta situación y hayamos dicho algo similar. Puede que estas respuestas sean acertadas o no. En este artículo vamos a reflexionar sobre el sentido de las burlas, cómo afectan y cómo ayudar a nuestros hijos si las sufren.

El para qué de la burla

Hay burlas que pueden ser pequeñas bromas que no tienen un sentido negativo. Serían aquellas propias del sentido del humor sano, que se comparten, que son aceptadas y van en ambas direcciones, que no hacen daño y no ridiculizan. Este tipo de burlas pueden formar parte de las relaciones de una forma más natural.

Sin embargo, podemos pensar en otro tipo de burlas negativas, que van en una sola dirección, que están más unidas al insulto o desprecio y crean malestar.

En este último caso, nos vamos a detener a pensar qué lleva a una niña a hacer este tipo de burlas.

Puede ser:

  • Para divertirse desde un mal entendido sentido del humor. A veces, se cree que ser gracioso es “meterse con los otros” y usar, por ejemplo, la ironía o la sátira de una forma inadecuada.
  • Para llamar la atención. Hay niñas que necesitan ser centro de atención aunque sea de esta forma equivocada.
  • Para imitar. Repetir lo que ven a otras niñas o a personas adultas en su casa, en la calle, en los medios de comunicación, en redes sociales…Y, dentro de esto, el no respeto a la diversidad y diferencia puede ser un elemento importante.
  • Para ser aceptada en el grupo. Ciertos grupos ven con buenos ojos las burlas y la presión de grupo y la necesidad de pertenencia a él puede condicionar.
  • Para ocultar las propias “debilidades”. Desde una autoestima frágil, si me burlo de la “debilidad” de otra persona, no se fijarán tanto en que yo también la tengo.
  • Para dar salida a la envidia. La envidia incluye una parte de rabia hacia la otra persona que envidiamos que puede llevar a atacar a través de burlas dañinas.
  • Para sentirse poderosa y superior. La burla puede entrar en un plan de machaque para sentir poder sobre otra persona desde una autoestima con un narcisismo equivocado. Esto se observa con frecuencia en las situaciones de acoso.

Conocer las posibles razones de las burlas negativas puede ayudarnos a entender lo que ocurre. Y, siendo así, no hemos de justificarlas, aceptarlas o integrarlas como algo normal. No podemos quedarnos con: “son cosas de chiquillas” o “siempre ha habido burlas”-

Los efectos de las burlas 

Las burlas negativas pueden generar emociones desagradables en quien las recibe. Si se tiene cierta fragilidad, si no se tienen suficientes mecanismos de filtrado y acción y/o es algo continuado e intenso pueden crear malestar e incidir negativamente en la autoestima. Por ello, es importante que ayudemos a nuestras hijas a identificar las burlas negativas, a no hacerlas y a saber responder ante ellas adecuadamente.

Cómo podemos ayudar

En el caso de que nuestros hijos reciban burlas negativas , podemos seguir 5 pasos:

  • Preguntar/validar sus emociones.

A veces, estamos liadas o pensamos que no tiene tanta importancia. Y podemos decir algo así: “bueno, seguro que no es para tanto” o soltamos nuestra solución inmediatamente. Sin embargo, escuchar qué es lo que ocurre y cómo se sienten es fundamental. “¿Qué ha pasado? ¿Y dices que entonces…? ¿Y cómo te has sentido, cariño…? Te noto que estás enfadada…, claro” Se trata de dar espacio para que se expliquen, cuenten y expresen sus emociones sobre ello. Es importante que noten que empatizamos, que no hagamos interrogatorios de tercer grado y que tengamos cierta calma para ayudarles. Si explotamos o tenemos una reacción exagerada no lo conseguiremos.

  • Dar espacio para la reflexión.

En función de la edad, la capacidad de reflexión, el estado emocional o la situación podemos invitarles a hacer ciertas reflexiones. Sobre el tipo de burlas, sobre el por qué las pueden hacer, sobre cómo nos hacen sentir, sobre su inadecuación, sobre que no forman parte de las relaciones sanas, sobre a dónde nos puede llevar un deseo de aprobación mal entendido… Ayuda el hacer preguntas abiertas e invitar a que hablen (más que soltar un discurso) “¿Y a ti que te parecen esas burlas?”, “Y dices que como es tu amiga tienes que aguantar sus burlas…¿cómo ves eso?”. “¿Y dices que esto es un tipo de bromas que están de moda…?”, “Y todo esto te hace sentir …”

Es posible introducir en esta fase o en otro momento, cuentos, historias, cortos, películas que aborden el tema de las burlas para hacer reflexionar. Desde el cuento “El patito feo” hasta películas como “Wonder”.

  • Pensar en posibles soluciones por su parte.

El mensaje general que han de recibir es que van a poder manejar la situación y nosotras y otras personas les podremos ayudar. Para buscar soluciones para afrontar las burlas, en un primer momento, es interesante que ellos puedan ir revisando sus reacciones habituales  y sus posibles soluciones alternativas.

En esta conversación puede que la niña y nosotras tomemos conciencia de que sus planteamientos o estrategias no ayudan tanto. (por ejemplo, tratar de hacerse amiga a toda costa de quien la ofende para neutralizarla o querer pegar para acabar con el tema). Y podemos plantearle qué cosas buenas pueden tener esas ideas y qué pegas, qué otras cosas se le ocurren hacer para responder o sentirse mejor …

 “Y dices que te has ido corriendo pero han seguido burlándose …¿En qué crees que te ha ayudado eso, entonces…?“¿Qué otra cosa se te ocurre que podrías hacer? ¿Y cómo crees tú que podrías resolver esto”?  “¿Qué le aconsejarías que hiciera a tu mejor amigo? ¿Qué has hecho otras veces que ha funcionado? ¿Qué cosas ves que hacen otros niños que funciona? …”

Si aparecen soluciones interesantes, podemos ayudar a hacer un plan para llevarlas adelante. Incluso, en un momento dado, podemos ensayar una situación en una especie de role-playing o teatro, analizar los elementos más concretos que le ayudarán, qué personas pueden apoyarla para ello…

  • Dar ejemplos de posibles estrategias

Puede que nuestra hija necesite que le demos algunas posibles estrategias que no se le habían ocurrido o reforcemos algunas. Nuestro recorrido, nuestra experiencia, nuestros conocimientos ayudarán a ello. A continuación, recogemos algunas de las que pueden usarse en función de la situación:

a) Ignorar

En ocasiones, ignorar una burla puede desactivar la reacción que busca quien la hace (lloro, susto…) Se trataría de actuar como si la otra persona fuese invisible, alejándose de ella. También es posible entrenar una visualización en la que tenemos un escudo, un cristal o una burbuja en la que la burla rebota y no nos entra.

Esta técnica puede funcionar en ciertas ocasiones pero no siempre va a “parar” ciertas burlas y tendremos que ver otras opciones.

b) Darle la vuelta a la burla

Es otra forma de desactivar el intento de burla. Para ello, podemos utilizar varias fórmulas:

  • Estar de acuerdo: Por ejemplo, si alguien se mete conmigo porque soy muy alta, como una jirafa, puedo decir “Si la verdad es que soy muy alta”
  • Estar en desacuerdo. Por ejemplo, “Soy alta sí pero no soy una jirafa o una gigante”
  • Añadir irrelevancia Se puede añadir también el: “¿Y? ¿Qué pasa?” Por ejemplo, “Soy muy alta, sí, ¿y? ¿qué pasa?”
  • Sacarle lo bueno. “Sí, soy muy alta y eso me ayuda a poder meter más canastas”.
  • Elogiar a la otra persona. “La verdad es que sí soy alta. Gracias por darte cuenta de ello”
  • Usar la exageración humorística. “Sí, soy muy alta. Te imaginas que sigo creciendo y creciendo y mi cabeza sale por encima del tejado del colegio y llega a la luna …vería todo lo que hace todo el mundo”

Dar la vuelta a la burla puede funcionar o quizás sea necesario probar otras fórmulas.

c) Usar la asertividad emocional.

Esta solución necesita de cierta edad de elaboración verbal, cierta capacidad de empatía y, quizás de algún ambiente más estructurado o facilitado por alguna persona adulta mediadora.

Se trata de manifestar el malestar de una forma asertiva, haciendo una petición en tres fases:

  • “Entiendo que para ti esto puede ser divertido o te puede gustar” /”Entiendo que lo que quieres es que me enfade”
  • “Yo me siento mal cuando me dices eso” / ”A mí no me gusta que me digas eso”
  • “Para sentirme mejor, me gustaría que no me dijeras eso”/”Me gustaría que lograras … de otra manera”

El uso de esta fórmula puede tener el inconveniente de que, en algunos casos, la otra persona aumente su burla (desde su deseo de protagonismo o poder) Por ello, la siguiente solución tiene que estar muy presente para nuestros hijos.

  • Pedir ayuda.

Pedir ayuda siempre es necesario. Sobre todo, cuando la burla es muy persistente, continua, intensa, con mucha falta de respeto, con humillación … y las anteriores estrategias no acaban de funcionar.

Muchas veces, queremos que los niños y adolescentes vayan resolviendo de forma autónoma sus conflictos pero han de aprender a hacerlo, ensayarlo y, en casos concretos de abuso de poder, han de tener clarísimo el mensaje de pedir ayuda.

Para ello, han de:

  • Identificar qué personas adultas pueden ayudarles en cada contexto y cómo pueden pedir esta ayuda.
  • Desechar la idea de que pedir ayuda es de “cobardes”, “chivatas” o “débiles”
  • Comprobar que nuestra intervención-medicación se hace desde la calma, desde un pensamiento reflexivo, desde cierta intimidad y de una forma constructiva.

Y, en este sentido, padres y madres, profesorado, monitorado… hemos de aprender cómo ayudar a las niñas en estas situaciones, cómo colaborar con las personas responsables de los contextos donde están los niños y cómo hablar con otras madres, si es necesario, sin crear una explosión…Utilizar las fórmulas de la comunicación no violenta, la asertividad, la resolución de conflictos … va a ser fundamental para no alimentar o extender un conflicto y sí conseguir mayor eficacia. En el caso de que las burlas se produzcan en un colegio, centro de ocio, deporte … es más interesante acudir al responsable de protección a la infancia del lugar y éste podrá crear un plan en el que, entre otras cosas, poder comunicarse con la familia implicada si es necesario.

  • Hacer un seguimiento

Es interesante ir haciendo un seguimiento de cómo va la puesta en marcha de las estrategias, si están ayudando o no, si hace falta más tiempo, cambiar de fórmula, pedir ayuda a más gente …

Una mirada a nosotras mismas

En todo esto, va a ser importante mirarnos a nosotros mismos. Cómo vivimos las burlas, cómo las usamos, cómo las aprobamos o no cuando las vemos en la televisión o redes sociales, nuestra historia personal con ellas … porque todo eso también puede influir.

Y, como siempre, mostrar afecto, disponibilidad, sintonía, apoyo… y transmitir confianza en que hay soluciones para sentirse mejor.

Begoña Ruiz, psicóloga

4,8
Valorado con 4.8 de 5
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Cómo ayudar a tu hijo con el acoso escolar

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