¿Y si hacemos una educación digital más democrática?

Seguro que utilizas Gmail, el calendario de Google, sus formularios o el buscador. Puede que si estás en la docencia también utilices Classroom. ¿Y por qué lo haces? Porque es sencillo, intuitivo, apenas falla y suele ser gratuito. Pero antes de continuar, escuchemos una historia:

“Hace muchos, muchos años había un hombre muy poderoso que decidió autoproclamarse rey de unas tierras muy lejanas. Las gentes de por allí le preguntaban que por qué tenían que aceptarle como rey, a lo que él respondía que porque había hecho muchas cosas por la región con su dinero. Les recordaba que había mandado allanar los caminos, había creado redes de alcantarillado en los pueblos, había hecho construir puentes… Y siguió haciéndolo, así que a las gentes de la región les empezó a parecer un chollo.

Una mañana, sin embargo, se anunció que el rey empezaría a cobrar por el uso de los caminos que había mandado hacer y adecentar. La gente se empezó a revolver, porque nunca fue advertida de que esto pasaría. Él aplacó la ira de las gentes diciéndoles que no podía pagar todo con su dinero. Así que aceptaron, al fin y al cabo, los caminos eran cómodos para transitar. Meses más tarde también se anunció que habría guardias en los caminos para comprobar qué transportaban en los carros las gentes de la región, así como los forasteros, y en el caso de que fuera comida o elementos de valor, los guardias interceptarían un diez por ciento de la mercancía para el rey.

Poco a poco su majestad fue poniendo más y más condiciones en los caminos hasta que algunas personas decidieron hacer rutas alternativas. Desde luego que estas no eran tan cómodas como las del rey, pero pensaron que estaba bien tener alternativas. Empezó a correr la voz y las diferentes comunidades se unieron para ayudarse entre ellas. Aquella red de colaboración creció y creció y entre dichas comunidades decidieron elegir las normas que se seguirían para transitar los caminos. Además, adquirieron un gran conocimiento construyendo aquellos senderos.

Las gentes de la región siguieron usando los caminos del rey también, pero poco a poco dejaron de darle todo el poder”.

 Muchos servicios gratuitos de Google ya son de pago

Tras leer esta historia ya habréis deducido que Google se ha convertido en nuestro rey, porque durante muchos años nos ha tenido felices con todos los servicios gratuitos que nos ha ofrecido.

Así que la preguntar sería: ¿Google es el malo de la película? La respuesta es no, tener sólo Google es lo malo, porque puede poner las condiciones que quiera y porque no es transparente. De hecho, antes el espacio de almacenamiento de Gmail era infinito, ahora ya no lo es, y para adquirir más hay que pagar. Si tienes una cuenta de correo profesional con dominio .com, por ejemplo, ya tienes que contratar sus servicios previo pago. Lo entendemos, además Google ha jugado bien sus cartas, cuando ya había acostumbrado a las personas a su uso y estaban bien acomodadas, entonces les ha enseñado la factura.

¿Y qué está pasando con la educación?

El sector de la educación mueve en todo el mundo unos 4,6 billones de euros al año, según publicó en una noticia el diario El País en octubre de 2021. En 2025, según los cálculos de la consultora Holon IQ, el sector de la educación crecerá hasta los 6,2 billones, entre otras razones por el lucrativo desarrollo de tecnologías aplicadas al mismo, con lo que las empresas tecnológicas ya se están frotando las manos. Suponemos que una vez estén la mayoría de centros escolares e instituciones educativas utilizando sus herramientas y ya no haya vuelta atrás, decidirá qué servicios serán de pago o no.

La mayoría de comunidades autónomas han firmado acuerdos en el ámbito de la educación con multinacionales como Google por cero euros. ¿Quién se puede resistir a eso? Sin embargo, ya hemos madurado lo suficiente para saber que lo gratuito no existe en Internet y que todo tiene un precio.

Así lo constató también la organización Human Rights Watch que realizó el estudio How Dare They Peep into My Private Life?” Children’s Rights Violations by Governments that Endorsed Online Learning During the Covid-19 Pandemic, (¿Cómo se atreven a espiar mi vida privada? Violaciones de los derechos de los niños por parte de los gobiernos que respaldaron el aprendizaje en línea durante la pandemia de Covid-19 ).

Esta entidad realizó una investigación global sobre la tecnología educativa (EdTech) en la educación infantil respaldada por 49 gobiernos durante la pandemia, incluido el nuestro. Y en él se constató cómo se ponía en riesgo o violaba directamente la privacidad de los niños y niñas, y otros derechos, con fines no relacionados con su educación.

El estudio también analizó cómo influyeron los anuncios y el contenido personalizado en los y las menores. Algunos productos de EdTech se dirigieron a éstos con publicidad conductual. Al usar datos de niños y niñas, extraídos de entornos educativos, para dirigirlos con contenido personalizado y anuncios que los siguen a través de Internet, estas empresas no solo distorsionaron las experiencias en la red de los mismos, sino que también se arriesgaron a influir en sus opiniones y creencias en un momento de sus vidas cuando corren un alto riesgo de interferencia manipuladora.

Francia o Dinamarca han prohibido utilizar los productos de Google

Como vemos la tecnología no es neutra. De hecho, países como Dinamarca, Francia, Países Bajos o regiones de Alemania han prohibido o restringido el uso de Google en las escuelas. Concretamente estos dos últimos no permiten el uso de Chromebooks y el conjunto de herramientas y software de productividad de Google Workspace (más conocido como Classroom) que se utilizan en los centros escolares, debido a las violaciones de los altos estándares de privacidad europeos establecidos por el reglamento de protección de datos.

Si miramos para casa, en Euskadi también nos hemos dejado llevar por los cantos de sirena de Google y el Gobierno vasco ha contratado los servicios de Google por cero euros.  Pero no tiremos la toalla tan pronto. En distintas comunidades autónomas, en las que tampoco ven con buenos ojos que una empresa privada de tal calibre esté entrando con alfombra roja en los centros escolares, ya se están generando alternativas.

Estamos creando futuros clientes, no ciudadanos/as críticos/as digitales

De norte a sur y de este a oeste han surgido movimientos, en muchas ocasiones impulsados por madres, padres y profesorado para buscar herramientas. De hecho, concretamente en Euskadi, Navarra e Iparralde, el grupo Hezkuntzan Librezale está trabajando con distintos centros escolares para poner en marcha soluciones digitales que cumplan con la normativa de protección de datos europea y que ofrezca soberanía tecnológica a las escuelas.

Y es que como afirma Hezkuntzan Librezale en su página web aferrarnos sólo a lo que Google ofrece a los centros escolares tiene sus riesgos. Entre estos el colectivo destaca estos tres:

Restringir una y otra vez al alumnado el uso de las mismas herramientas es reducir la educación digital. La competencia digital, según las leyes educativas de Europa y del País Vasco, es una competencia básica a alcanzar por el alumnado, y limitarles a estas herramientas no la garantiza en ningún caso.

-El riesgo de crear dependencia de estas herramientas en la comunidad educativa es un grave problema. Impulsados por las instituciones, estamos creando potenciales usuarios/as y clientes de productos de empresas privadas.

La cesión de los datos de nuestro alumnado a empresas privadas impide garantizar su privacidad. El hecho de que entidades públicas impulsen que nuestro alumnado se convierta en productos tiene graves implicaciones.

Soluciones basadas en software libre para una educación digital más democrática

Estas preocupaciones las comparten padres, madres y profesorado de diferentes comunidades. Es por ello que, en Cataluña, por ejemplo, ya se han llegado a acuerdos para implantar soluciones más transparentes y respetuosas en cuanto a privacidad, con el objetivo de ponerlo en marcha en centros escolares.

Todo comenzó en Barcelona cuando un grupo de madres y padres se puso manos a la obra para encontrar quién les ayudara en la búsqueda de alternativas a Google. El grupo Xnet, una red de especialistas y activistas que propone soluciones avanzadas en diferentes campos relacionados con los derechos digitales, les abrió las puertas para ayudarles en su objetivo y tras diversas reuniones con instituciones, consiguieron financiación para diseñar las herramientas digitales que se necesitan en los centros escolares con un presupuesto muy reducido. Concretamente, este proyecto se está llevando a cabo por el grupo de familias promotoras, las Asociaciones Federadas de Familias de Alumnos de Cataluña (aFFaC), el grupo Xnet, la Dirección de Innovación Democrática, el Comisionado de Innovación Digital del Ayuntamiento de Barcelona y el consorcio de educación.

En Euskadi también se probará esta solución

En 2021 ya se hizo una prueba piloto en varios centros y la principal ventaja de esta solución, según las escuelas, es que es personalizable. “Está pensada para adaptarse a las necesidades de cada escuela y volverse tan compleja como el centro lo requiera”, explica Simona Levi, cofundadora de Xnet, y “permite que los datos se mantengan seguros sin necesidad de cruzar todo el océano hasta llegar a EEUU”.

En julio de 2022 tuvo lugar el Primer Congreso de Educación Digital Democrática en la Universitat de Barcelona donde se realizó una presentación de todas las herramientas diseñadas basadas en software libre, que permiten tener el control de los datos por parte de las propias escuelas y que funciona de manera transparente.

A este congreso acudieron representantes del Parlamento vasco. En mayo de 2022 se había llegado a un acuerdo con el Gobierno Vasco para hacer una prueba piloto con el objetivo de poner en marcha una plataforma digital de educación basada en software libre inspirada en el modelo de Xnet. Sin embargo, a día de hoy, quienes están aplicando estas soluciones basadas en software libre son centros escolares por iniciativa propia y con sus propios medios.

Y la pregunta es, ¿dejaríamos en manos de una única editorial las materias que debe aprender el alumnado? ¿Y si repartiera los libros gratis? Estaríamos ante el mismo dilema, pero el poder que le daríamos sería un poco peligroso o cuanto menos arriesgado.

Abrir otros caminos cómo lo hicieron los protagonistas de la historia que os he contado al principio, nos asegura una mayor libertad, y a la vez, un mayor control, porque la educación es un pilar básico de nuestra sociedad y la privacidad es otro derecho que tenemos que defender antes de que sea demasiado tarde. Por eso, aceptemos que la tecnología no es neutra y que nuestros hijos e hijas son influenciables. Aún estamos a tiempo, por ello, reflexionemos.

Andrea Alfaro. BBK Family

¿Sabes si espiaron a tu hijo o hija durante la pandemia?

 

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