Los niños y niñas nacidos gracias a la donación anónima de esperma o de óvulos enfrentan una experiencia única que, aunque cada vez es más común, puede generar en ellos y ellas sentimientos encontrados y muchas dudas respecto a sus orígenes.
Comprender su perspectiva y ofrecerles un ambiente de apoyo y comunicación es fundamental para ayudarlos a construir una identidad sólida y para que puedan preguntar y compartir sin miedo todas sus dudas e inquietudes.
“Desde muy pequeños, estos niños y niñas pueden percibir una diferencia en su historia de origen. En muchas ocasiones son las mismas familias las que eligen contarlo a una edad temprana, en otras, la pregunta surge en el momento menos esperado y en otras ocasiones no se habla de ello”, afirma Beatriz Ibañez, psicopedagoga y madre de una hija nacida gracias a la donación anónima.
En cualquiera de los casos es conveniente estar preparadas, la apertura al diálogo es clave para que puedan atreverse a expresar sin temor lo que sienten. Ante esta parte que desconocen algunos niños/as pueden experimentar una serie de miedos o inquietudes. “Pueden sentirse “diferentes” en una sociedad donde el modelo tradicional sigue siendo el predominante. Porque no conocer una de sus partes biológicas puede hacerles sentir que no encajan. El miedo al rechazo, a no ser aceptados también puede estar presente. Pueden sentir que los demás no van a comprender su historia, y que, al conocerla los juzguen. Y por último, el miedo a no conocer una parte de sí mismos/as, la correspondiente al/la donante. Esto, algunos/as lo pueden vivir como una carencia, como si faltara algo en su historia, a pesar de no haber sido así desde su nacimiento”, puntualiza la psicopedagoga.
Comunicación abierta y honesta
Por parte de madres o padres, “en ocasiones sentimos la necesidad de compensar esa falta. En mi caso sentía que tenía que estar el doble y darle aún más tiempo de calidad. Y no sé si de alguna manera se lo acabamos transmitiendo, aunque en mi caso enseguida me di cuenta de que no tenía nada que compensar, que con el amor y el cariño que le daba a mi hija era más que suficiente”, relata Ibañez.
La psicopedagoga aboga por fomentar una comunicación abierta y honesta, porque si sienten que pueden expresar sus dudas y emociones sin miedo al juicio, entenderán su historia, la validará junto a nosotras y no se sentirán de ningún modo avergonzados. “Tanto si son hijos o hijas de madre o padre soltero, de dos madres o dos padres o de una pareja heterosexual que no han podido tener hijos o hijas biológicos, contarles su historia siempre es beneficioso”, apostilla.
“En la adolescencia es cuando más nos preguntamos de dónde venimos, qué somos. Por lo que depende de lo que se haya elaborado, y cómo se haya trabajado, puede pesar más o menos, porque se puede crear un fantasma. En general, los secretos no suelen ser buenos”, añade la experta.
Es por ello que Ibañez anima a ofrecer información cuando sea posible, si el/la menor tiene preguntas y es posible compartir algún detalle, esto puede aliviar su curiosidad y dar tranquilidad. La honestidad y transparencia fortalecen la relación familiar. “Hay muchas maneras de hacerlo, yo cuando pensé en ser madre soltera empecé a escribir un diario para que ella lo entendiera. Así surgió el borrador de “El latido de Rhina”, un cuento que explica el proceso y cuyo objetivo era que sirviera de ayuda para que mi hija pudiera contar su historia, como por ejemplo, que no tiene aita, y que tuviese herramientas que le ayudaran, si alguien le preguntaba. Que ella supiera decir que su ama tenía muchas ganas de tenerla, pero que como no tenía pareja fue a una clínica para que la ayudaran. Que lo pudiera entender bien, porque el cuento lo adapté al lenguaje infantil», relata Ibañez.
Idealizar a un padre
Durante la infancia, en el caso de las madres solteras, algunos niños y niñas idealizan la situación de tener un padre. “Cuando les preguntas qué es lo que les gustaría de tener un aita, te suelen responder cosas prácticas, como que le subiese a hombros para ver mejor la cabalgata de Reyes”, explica Ibañez, y añade que ella sí se nota la falta de una tercera persona para poder triangular, aunque la han suplido trayendo a amigos y amigas a casa muy a menudo.
Por último, la psicopedagoga anima a que den a conocer e incidan en la diversidad familiar (el día de la diversidad familiar se celebra el 15 de Mayo y es una buena excusa para tratar el tema). Es importante mostrarles que existen muchos tipos de familias. Participar en actividades donde haya familias diversas les ayuda a ver que su historia es una de las muchas posibilidades que existen. Estos niños y niñas pueden enfrentarse en ocasiones a inquietudes, pero con amor, comprensión y diálogo abierto pueden reconocer su historia como única; y validarla con nosotras puede suponer una mayor conexión familiar. Ayudarles a entender su origen con orgullo y amor puede ser el mejor regalo para su crecimiento y bienestar.
Beatriz Ibáñez Olabarria. Psicopedagoga, Educadora social y Maestra de Infantil
Taller Origen
Beatriz Ibañez va a impartir un taller en el que niños y niñas puedan expresar y preguntar lo que quieran sobre este tema. “A veces sienten como una deslealtad hacía la madre si preguntan cosas sobre su origen.”, por eso ha creado un espacio seguro y libre donde niños y niñas pueden reflexionar y expresar sus pensamientos y emociones respecto a sus orígenes utilizando herramientas creativas.
Revelación de orígenes MSPE, respondiendo a sus preguntasEvolución de la curiosidad y comprensión cuando se ha sido concebido por ovodonación:
Uno de los aspectos a la hora de tratar el tema de haber sido concebido por ovodonación o donación de gametos, es que la curiosidad y la posible comprensión sobre el tema evolucionan a lo largo de las diferentes etapas del desarrollo del menor, dependiendo de su nivel de madurez emocional y cognitiva.
- Primera fase (0-5 años): Van descubriendo las bases, tan pequeños no entienden conceptos complejos como genética o donación. Pero ya empiezan a absorber (son como esponjas) información sobre todo lo que van escuchando a través de historias y conversaciones familiares. Puede ser positivo utilizar cuentos y/o herramientas que nos ayuden a crear una narrativa positiva sobre su origen, explicada de manera sencilla y natural.
Es importante también trabajar la diversidad familiar y normalizar los diferentes tipos de familias.
- En la edad preescolar (5-7 años): Avanzamos explorando hacía nuevos niveles de comprensión, ya entienden que se necesitan “semillas” para que un bebe se pueda desarrollar, pero aún no profundizan mucho en temas biológicos y emocionales. Pueden empezar a hacer preguntas y lo importante es mantener una comunicación fluida y estar abiertas a contestarlas. Las preguntas pueden ser del tipo: ¿Cómo nací? y requerir información un poco más técnica.
- Durante la infancia media (8-12 años): Aparece normalmente una curiosidad más profunda y a su vez sus niveles de comprensión son más elevados, comprenden conceptos biológicos y pueden preguntarse sobre los vínculos genéticos y emocionales. Es muy posible que a partir de estas edades surjan preguntas más concretas sobre el donante y su papel. También pueden surgirles preguntas sobre el anonimato del donante/s si los hubiera.
- La adolescencia (13-18 años): En esta etapa son cruciales la Identidad y la autodefinición. A partir de este momento puede darse un cuestionamiento más profundo. Y pueden surgir sentimientos encontrados o incluso malestar en un momento dado respecto a la genética y al origen. Lo importante en todo caso sigue estando en reconocer, validar lo que puedan necesitar.