9 claves para generar seguridad afectiva a nuestros hijos

La seguridad afectiva en la familia podría asemejarse a  la red de los circos. Una red que permite a acróbatas experimentar, ensayar y afrontar retos nuevos sabiendo que si se equivocan o necesitan un descanso, tendrán una protección. Un lugar para descansar, refugiarse, tomar aliento o reflexionar sobre cómo hacer diferente y seguir adelante.

Posibilitar una seguridad afectiva a nuestras hijas es fundamental para su desarrollo y ha de construirse desde el nacimiento. (incluso antes) Al principio, será una “red” muy cercana físicamente y muy “tupida”. A medida que pase el tiempo, seguirá estando presente pero de otra forma.

Una buena seguridad afectiva hará que un niño cree una identidad positiva con un fondo de emociones agradables y una flexibilidad emocional. Esto le animará a explorar y ser autónomo, buscando retos, ajustándose a unos límites necesarios, aprendiendo de sus errores y buscando ayuda cuando lo necesite. Además, podrá aprender cómo funciona y se ordena su cuerpo y el mundo.  Y podrá y querrá relacionarse con los demás desde el autocuidado y cuidado mutuo.

Pero ¿cómo podemos “tejer” esa seguridad afectiva? Siguiendo líneas de reflexión de la psicóloga Pepa Horno y otras autoras expertas en infancia, podríamos identificar 9 mensajes que necesitan recibir para ello.

  • “Te cuido. ¿Qué necesitas? ¿Cómo te sientes?”

Es necesario satisfacer de manera ajustada necesidades como el hambre, la higiene, el contacto físico, el descanso y ¡el movimiento!  Y, también, dejar espacio para la expresión de sentimientos y ayudar a la regulación de las emociones hasta que puedan ir haciéndolo por sí mismas.

La permanencia y la estabilidad de los cuidados son fundamentales para la seguridad.

  • “Te veo, te escucho”

Mirar a los ojos, con ternura, con admiración… Dejando que las miradas invasivas, de censura, de derrota, de exasperación … sean las menos.  Y tratando de mirar al interior (más allá de lo que se ve “externamente”).

Y lo mismo con la escucha, una escucha de verdad, que ayuda a la reflexión, empática, que no juzga, que no presupone nada o no tiene preparada la respuesta de antemano.

Una buena mirada y escucha ha de poder detectar posibles problemas, malestares o inquietudes que tengan nuestros hijos y quizás no sepan o no puedan contar con palabras.  A veces, se manifiestan en su cuerpo, en cambios de comportamiento (más allá de los esperados en cambios de etapa madurativa) o en el rechazo muy enérgico a estar con determinadas personas o ir a algunos lugares.  Es importante que puedan sentir nuestra disponibilidad para escucharles en estos casos y saber cómo acompañarles adecuadamente.

  • “Te quiero tal y como eres”

Con esa aceptación incondicional necesaria. Habrá normas para cuidar y límites a no traspasar, habrá comportamientos inadecuados a señalar para cambiar, habrá incluso, a veces, “algunas salidas de tono” por ambas partes  y les seguiremos queriendo y aceptando por su esencia. Y habrá perdón.

  • “Tú eres” más allá del “tú vales”

Esto supone alimentar su autoestima más allá de sus éxitos, sus esfuerzos o sus competencias. Para evitar la dependencia al éxito, al reconocimiento o a la aprobación de los/as demás. Posibilitar que se conozcan a sí mismas para potenciar su autodignidad, autocompasión, autopermiso, autocuidado, autoescucha, autorespeto y autoaceptación.

Será necesario animar su voluntad, su esfuerzo y compromiso sin que caigan en perfeccionismos, sobreexigencias o necesidad de hipercontrol de todo.

  • “No estás sola. Puedes pedir y dar ayuda”

Tener momentos de intimidad o soledad buscada es positivo y puede ser un elemento de seguridad. Pero la soledad no buscada o el aislamiento inseguriza. Por ello, es necesario poner a disposición de nuestros hijos una red afectiva de personas y dejar que ellos vayan construyendo también la suya.  Propiciemos espacios de relación, de comunicación, de integración, de ayuda mutua… con familia, amigos/as, personas del barrio …

Y sería muy interesante que puedan vivir conflictos “suaves” con otras personas para que vayan ensayando cómo resolverlos. (nuestro modelo será muy importante)

  • “Te quiero”

Con “querer por dentro” no basta. Hay que expresarlo. Podemos hacerlo con palabras (“te amo”), con gestos (abrazos, besos, arrumacos) o con actos (leer un cuento, tener una charla, ir a ver el partido el sábado…) Y hemos de asegurarnos que les llegue el mensaje.

  • “Inténtalo tú”

Es necesario evitar que nuestras hijas se conviertan en marionetas en nuestras manos sobreprotectoras o miedosas. Teniendo en cuenta la importancia de crear un marco de seguridad con unas normas y límites protectores, hay que animarlas a que prueben a hacer ciertas cosas solas, que tomen decisiones, que asuman errores y consecuencias para aprender.

  • “Eres importante en la familia”

El sentido de pertenencia a una familia en la que me cuidan, cuido, me quieren, quiero y tengo mi papel es fundamental para crear esa seguridad afectiva. Pasar tiempo juntos/as, señalarles lo que aportan a la familia, agradecer sus cuidados, recordar los momentos compartidos …

  • “Te buentrato”

La violencia es contraria a la seguridad afectiva. Por ello, deberemos desecharla de nuestro hogar. Hay algunas prácticas que sin ser consideradas tradicionalmente como “violentas” son insegurizantes y tiene un ingrediente violento. Por ejemplo, discusiones fuertes entre padres/madres o con otras personas, tener explosiones de rabia con frecuencia, usar chantajes emocionales o castigos de forma reiterativa, no comunicarnos con ellas o ignorarlas, dejarlas mucho tiempo sin nuestra presencia, no hacer un buen seguimiento y formación en el uso de la tecnología, sobreexigirlas de forma exagerada con las notas y el deporte o tener un estilo sobreprotector o “sacrificado”.

Se trata de incorporar un modelo de parentomarentalidad en el que no tenga cabida la violencia y sí otras fórmulas educativas que podemos llamar “buentratantes”. BBKFAMILY tiene un curso online gratuito “Buen Trato en el Hogar” que aborda todos estos aspectos y puede ayudar a saber cómo generar seguridad afectiva. Podéis encontrarlo en la sección de la web de formación online. www.bbkfamily.eus

Además, como padres y madres debemos asegurarnos que los entornos en los que están nuestras hijas estén libres de violencia y revisar cómo se está favoreciendo o no la seguridad afectiva en ellos.

Desde BBKFAMILY hemos decidido participar en un nuevo curso de Experto de la Universidad del País Vasco para el Buen Trato y Protección a la Infancia en el ámbito escolar y socioeducativo para ayudar a que en estos contextos se generen relaciones de Buen Trato, lo que alimentará la seguridad afectiva.

Este es el enlace con toda la información del curso. Está abierto el periodo de preinscripción:

Construir una red de seguridad afectiva para los niños, niñas y adolescentes está en nuestras manos y es una labor, oportunidad y responsabilidad de todos y todas.

Bego Ruiz, psicóloga de Bidegintza y profesora del posgrado “Experto en Buen trato y protección a la infancia y la adolescencia en el ámbito escolar socioeducativo.

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