¿Qué es la mal llamada “crisis de los 4 meses”?

Si estáis esperando un hijo, quizá os preguntéis con cierto miedo, cómo no caer en esos posibles errores que hacen que otras familias descansen mal por la noche, esos niños que se despiertan constantemente. ¿Cuánta responsabilidad hay en nosotros? ¿Qué cosas podríamos hacer para no vernos envueltos en esta situación?

Lo cierto es que igual que hay niños que comen bien o que comen mal, hay niños que duermen bien o que duermen mal. Dependerá de infinidad de factores, factores incluso genéticos. Pero sí que hay ciertas cosas que podemos hacer para, por lo menos, aportar la mayor flexibilidad a esos posibles despertares, para que tengamos la mayor cantidad de recursos posibles para abordar esta situación.

En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que el primer periodo (digamos, el que abarca hasta los cuatro-seis meses aproximadamente) es un periodo muy a demanda. Los niños en este punto hacen ciclos completos, vitales, cada dos o tres horas; duermen, comen, hacen sus necesidades, y esto ocurre varias veces al día (cada dos o tres horas, como digo).

Por tanto, en estos primeros meses de vida lo que necesitan es atención sin restricciones. A los cuatro meses (seguro que conoces ese terrible nombre de “la crisis de los cuatro meses”, nombre erróneo bajo mi punto de vista, porque realmente lo que se alcanza es un hito del desarrollo, por eso es más bien, un avance que un retroceso) pasamos de las dos fases del sueño que tienen los menores de cuatro meses a las cuatro que tendremos toda nuestra vida, y esto puede producir cambios realmente difíciles de sobrellevar.

¿Cómo atravesáis esta crisis de los cuatro meses?

En algunos casos, esta mal llamada “crisis” será cuestión de semanas, pero con mucha frecuencia se queda instalado como algo permanente. A partir de este momento, los niños empiezan a despertarse muchísimo más. ¿Cómo atravesáis esta crisis de los cuatro meses? Marcará probablemente el desarrollo del futuro del sueño de vuestro hijo en los próximos meses o incluso años.

Buscad la flexibilidad, trabajad esa búsqueda de recursos, intentad que aita, ama, se encarguen de los diferentes despertares, de la hora de dormir, unas veces se dormirá a la teta, otras no, unas veces con chupete, otras no, quizá paseando en el carro montado en la hamaca o directamente en tus brazos. Trabajad esta flexibilidad para tener más recursos, más apoyos disponibles y que ninguno se quede instalado como imprescindible.

A partir de los tres meses, adelantándonos a este cambio tan profundo que ocurrirá aproximadamente a los cuatro, podemos empezar a generar cierta estructura, diferenciaciones claras entre el día y la noche, reservar actividades concretas para cada uno de estos momentos, que las horas nocturnas sean siempre en la habitación, con luz tenue o con ninguna luz en absoluto.

Esto irá haciendo que el cerebro del bebé vaya entendiendo, vaya aceptando todos estos nuevos cambios y finalmente, poco a poco esté preparado para descansar en los momentos que toca descansar y estar en vigilia en los momentos en los que toca comer, jugar o estar con nosotros.

Sara Traver, asesora de lactancia, de alimentación infantil, de baby-led weaning y de sueño

¿Es normal que mi bebé se despierte tantas veces por la noche llorando?

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Materiales de la mediateca de BBK Family que pueden servirte de ayuda:

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